jueves, 9 de octubre de 2008

JIU KUMITE

Podemos definirlo como la aplicación práctica y controlada de las técnicas de ataque y defensa aprendidas a través de los katas y del kihon, las cuales se realizan libremente enfrentándose a un contrario que cumple la doble misión de adversario y colaborador, siendo el mutuo respeto la única barrera que separa al jiyu kumite del jissen kumite (combate real) y por lo cual algunas técnicas están prohibidas, así como el uso indiscriminado de otras, quedando de esta forma reglamentado el desarrollo del combate.
A pesar de que el comportamiento es mucho más libre y la realización de los movimientos no es tan estricta como en los katas, existe una serie de normas básicas a observar si se quiere seguir progresando dentro del camino del aprendizaje.
Tachi kata (posición de las piernas): Constituye la posición adoptada que debe ser erguida y relajada, pero atenta en todo momento, con las rodillas ligeramente flexionadas y el peso repartido por igual entre ambos pies, los cuales se asientan sobre toda la planta, pero con una ligera presión mayor sobre el área de los dedos, que constituyen los impulsores de los movimientos y desplazamientos, pues el talón apenas roza el suelo.
Kamae kata (posición del cuerpo superior): Representa la postura del cuerpo superior, con la cadera ligeramente baja, el torso de perfil y equilibrado en su centro de gravedad, el brazo adelantado está ligeramente doblado de forma que su codo proteja el costado y el otro se sitúa cercano al plexo solar, ambos están relajados al igual que los hombros, libres de tensión antes de actuar.
Me no tsuke kata (situación de la mirada): Es la situación de la mirada la cual podríamos definir como periférica sin centrarse en una parte determinada del adversario pero abarcando todo él, desde la cabeza a los pies.
Maai: La distancia entre los dos contrarios constituye uno de los temas más delicados a la hora de plantear un ataque, pues de ella dependen las técnicas a ejecutar, su efectividad y las posibilidades de defensa y respuesta.
Así mismo cada combatiente tiene su distancia propia, de conformidad con la constitución psicofísica y del sistema de entrenamiento seguido que condiciona la utilización de determinadas técnicas.
El hacer entrar al adversario dentro de la distancia que nos es favorable constituye una de las fases primordiales de la estrategia del combate y a ella deberán ir destinadas nuestras fintas, esquivas y desplazamientos, provocando roturas de ritmo o errores de posición que nos procuren la ventaja necesaria.
Las técnicas ofensivas de brazos y de piernas utilizan distancias y tiempos diferentes para alcanzar idénticos objetivos, también existen sensibles diferencias, en la ejecución de una misma técnica según se realice por el lado derecho o izquierdo. Esto demuestra que el dominio de la distancia (maai) presenta serias dificultades, incluso para los practicantes más adelantados.
Deai (el encuentro): Constituye el momento de choque en el ataque, el mutuo encuentro que determina que el más veloz sea el que salga victorioso. En dicho estado, la distancia está rota, ambos contrarios se encuentran al alcance de las técnicas y sólo el más rápido y decidido será el que saque ventaja de su ataque, por lo cual las técnicas defensivas se abandonan, provocándose un doble ataque del que únicamente uno saldrá vencedor.
Por supuesto que constituye una fase agresiva y bella, pero a la vez peligrosa, tanto físicamente como en razón a la estrategia de combate y en general viene siendo sustituida por otras modalidades de ataques, desplazamientos y esquivas que tienden a un movimiento más fluido y meditado.
El encuentro (deai) se produce siempre en la distancia corta denominada también de máximo peligro. A saber entrar y salir de ella con éxito está encaminado todo el trabajo concerniente al combate (kumite) en sus múltiples variantes.
El encuentro es la parte más dura y encarnizada del combate debido a la contundencia de los contactos que se producen en él. La velocidad, la potencia, la destreza o la decisión convertirán en exitosas o fallidas las técnicas utilizadas por ambos contendientes.
Sen no sen (iniciativa, anticipación): Una mezcla de observación e intuición constituyen las condiciones necesarias para llevar a efecto un ataque anticipado. Estudiar la guardia, la posición, la situación mental del contrario, todo ello es necesario al principio, después es el propio cuerpo el que decide, libre la mente de observar los detalles pasa sobre ellos y el ataque se produce cuando se da la circunstancia precisa, sin pensar cómo se ha dado. No es necesario parar ni tampoco contraatacar, una apertura en la guardia del contrario, un cese en sus ataques sucesivos, un cambio de ritmo, de respiración, un soplo de distracción, cualquier circunstancia es captada y utilizada por nuestro ataque, que surge sin provocarlo.
Go no sen (iniciativa subsiguiente): No debemos confundirlo con una fase de contraataque, pues es nuestra actitud la que provoca la circunstancia adecuada.
Un aparente abandono mental favorece su ataque, al que replicamos nada más esquivarlo, otras veces una técnica que ejecutamos a medias es fácilmente parada, pero produciendo la apertura necesaria para que podamos alcanzar al adversario con nuestro verdadero ataque.No se trata por tanto de parar y contraatacar, sino de provocar la circunstancia, de encauzar las técnicas y actitudes del contrario hacia el camino previsto por nuestras intenciones reales, justo entonces el ataque final se produce.

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