martes, 13 de enero de 2009

KAMIKAZES






El término kamikaze (神風, ''kamikaze'' lit. «viento divino») de origen japonés, fue utilizado originalmente por los traductores estadounidenses para referirse a los ataques suicidas efectuados por pilotos de una unidad especial perteneciente a la Armada Imperial Japonesa, contra embarcaciones de la flota de los Aliados a finales de la Segunda Guerra Mundial. Estos ataques pretendían detener el avance de los aliados en el océano Pacífico y evitar que arribasen a las costas japonesas. Con esta finalidad, aviones cargados con bombas de 250 kilogramos impactaban deliberadamente en contra de sus objetivos, con el afán de hundirlos o averiarlos tan gravemente que no pudieran regresar a la batalla.
Aunque hubo diversas unidades suicidas en tierra, mar y aire, esta unidad especial de ataque es la más representativa de su tipo.
En Japón no se utiliza con este sentido la palabra kamikaze. Se prefiere el término Shinpū tokubetsu kōgeki tai (神風特別攻撃隊, «Unidad Especial de Ataque Shinpū») o su abreviación tokkōtai (特攻隊, 'tokkōtai'). En el resto del mundo, el uso se ha extendido y se aplica sin mucho rigor a todo tipo de ataques suicidas, sin importar el método empleado (uso de explosivos, automóviles, etc.) o la nacionalidad del atacante (como en el caso de los Atentados del 11 de septiembre de 2001 ).
Esta unidad especial fue disuelta cuando Japón presentó su rendición incondicional en la Segunda Guerra Mundial y actualmente se cuenta con numerosos registros y testimonios acerca del nacimiento, desarrollo y declive de sus operaciones.
La palabra kamikaze, si bien tiene su origen en el idioma japonés, surge de la lectura equivocada del tipo Kun'yomi por parte de los traductores estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial de los kanji 神 (lit.dios) y 風 (lit. viento), cuando su pronunciación correcta debería ser del tipo On'yomi y pronunciado como Shinpū (神風, ''Shinpū''). El empleo de la palabra kamikaze se propagó fuera de Japón y fue aceptada mundialmente como válida, aunque, dentro del mismo país, a los pilotos que dirigían sus aviones para estrellarse deliberadamente contra barcos enemigos se les conocía por el nombre de Shinpū tokubetsu kōgeki tai (神風特別攻撃隊, «Unidad Especial de Ataque Shinpū») o por su abreviación tokkōtai (特攻隊, 'tokkōtai').
Desde la culminación de la Segunda Guerra Mundial, el término se ha seguido aplicando a diversos tipos de atentados, donde el protagonista se sacrifica deliberadamente (como en el caso de ataques terroristas), o como una forma metafórica donde el individuo tiene pocas o escasas probabilidades de éxito con un riesgo considerable.
Origen
El origen del mito kamikaze se origina en el siglo XIII, cuando una flota procedente de Mongolia bajo el mando de Kublai Khan se presentó en dos ocasiones (la primera en 1274 y la segunda en 1281) en costas japonesas con el fin de invadir el país. Afortunadamente para los habitantes, que no estaban preparados para combatir contra un ejército mucho mejor preparado y enfrentar una invasión de grandes proporciones durante el intento de invasión de 1281, un tifón arrasó la flota invasora, el cual fue llamado Viento Divino (神風, 'Viento Divino') y considerado como una señal de que Japón era el elegido por los dioses y, por lo tanto, estos se encargarían de su seguridad y supervivencia.
Durante los años 1944 y 1945, los japoneses estaban profundamente influenciados por pensamientos del sintoísmo, el cual enfatizaba profundamente reverenciar al Emperador desde que fue establecido como religión oficial desde la restauración Meiji. Conforme fueron avanzando los años, se promovieron fuertemente los sentimientos nacionalistas. En 1890, se aprobó la re estructuración Imperial de la Educación, con la que los estudiantes debían hacer un juramento de ofrecerse «con coraje» al Estado, así como de «proteger a la familia Imperial». El último ofrecimiento era dar la propia vida. El morir por el país o por el Emperador era considerado como todo un honorLos jóvenes japoneses eran adoctrinados desde una temprana edad con estos ideales. Además del argumento del templo Yasukuni, se comenzaron a construir una gran cantidad de memoriales de Guerra desde 1905, después de la guerra Ruso-Japonesa. Es de hacer notar su construcción cerca de las escuelas y no cerca de templos. Después del comienzo de las tácticas suicidas, periódicos y libros distribuyeron avisos, artículos e historias sobre estos pilotos con la finalidad de ayudar en el reclutamiento. Los publicistas también fomentaron la idea de que los pilotos suicidas eran consagrados al templo Yasukuni y distribuyeron historias exageradas de su valentía, incluso distribuyendo cuentos para niños con pilotos suicidas como tema central.
Antes de la salida de cada piloto a su misión final, se llevaban a cabo ceremonias en las que se les entregaba la bandera de Japón o la bandera del sol naciente (insignia de la flota naval japonesa), con inscripciones inspiracionales o espirituales, una pistola o una katana y generalmente se les ofrecía una copa de sake o antes de despegar. Los pilotos usaban además una banda con el sol naciente y una senninbari, una «cinta de mil puntadas» tejida por mil mujeres que hacían una puntada cada una. Los pilotos solían componer y recitar un jisei no ku (辞世の句, 'jisei no ku' poema compuesto cercano a la muerte), tradición que efectuaban los samurái antes de cometer seppuku. Los pilotos llevaban plegarias de su familia y se les concedían condecoraciones militares.
Último ataque
Después de los mortales bombardeos atómicos sobre Hiroshima (6 de agosto de 1945) y Nagasaki (9 de agosto de 1945) y la entrada de la Unión Soviética en la guerra, se llevaron a cabo una serie de reuniones en el alto mando para ofrecer la rendición incondicional de Japón. Algunos sugirieron la rendición desde el mismo día 9, pero algunos mantuvieron que debía de hacerse un último esfuerzo para obtener condiciones más favorables, por lo que la declaración de rendición no se hizo pública sino hasta el día 15 de agosto.
Ese día, en la madrugada, las tropas japonesas tenían conocimiento que Emperador Shōwa daría un informe público y ya se anticipaba que se trataba del anuncio oficial de la rendición del país. Sin embargo, el vicealmirante de la Quinta Flota Matome Ugaki convocó once bombarderos para efectuar el último ataque suicida contra la flota enemiga. Cuatro de estos aviones no pudieron despegar, mientras que los otros siete se lanzaron al ataque. A las 19:24 del 15 de agosto de 1945 tuvo lugar la última de estas embestidas.
Consecuencias
Suicidio del creador de la Unidad Especial de Ataque
El mismo 15 de agosto, fecha en que el Emperador transmitió un mensaje para hacer oficial la rendición incondicional de Japón, el vicealmirante Ōnishi sostuvo algunas reuniones oficiales en su cuartel. Entrada la noche, decidió cometer el suicidio ritual seppuku, hallándolo el personal de la base en la madrugada. Si bien Ōnishi hizo un corte limpio en la zona abdominal, falló en cortarse la garganta y se rehusó tanto a recibir auxilio médico como a recibir el "golpe de gracia". Después de más de 16 horas de agonía, murió a las 6 de la tarde del 16 de agosto de 1945. La nota final que escribió decía:
“Deseo expresar mi profundo aprecio a las almas de los valientes atacantes especiales. Ellos lucharon y murieron valerosamente, con fe en nuestra victoria final. En la muerte, quiero purgar la parte que me toca en el fracaso de no lograr esa victoria y pido disculpas a las almas de esos aviadores muertos y sus acongojadas familias.Deseo que la gente joven de Japón encuentre en mi muerte una moraleja. Ser temerarios solamente favorecerá al enemigo. Deben inclinarse con la mayor perseverancia ante el espíritu de la decisión del Emperador[...] Ustedes son el tesoro de la nación. Con todo el fervor de espíritu de los atacantes especiales, luchen por el bienestar de Japón y por la paz en todo el mundo.”
Además escribió un haiku para su amigo, Rin Masutani:
Suga suga shi
Bofu no ato ni
Tsuki kiyo shi.
Renovadora
Después de la violenta tormenta
Sube la luna radiante
Haiku de Ōnishi para su amigo Rin Masutani

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